Hace unos días, concretamente el lunes 18 de febrero, tuvimos en nuestro colegio la visita de algunos de Los Mayores del
Centro Día para contarnos cómo vivían en su infancia.
Empezaron enseñándonos y explicándonos
distintos utensilios de cocina (molinillo, mortero, caldero y cucharón, vasos,
tazas, platos, cubiertos, parrilla, cuernas para guardar toda clase de
provisiones...) y pudimos comprobar que en aquella época se cocinaba con
lumbre, todos los útiles eran artesanales (de barro, de porcelana, de latón,...)
y cuando se rompían los arreglaba el latero.
Con respecto al aseo utilizaban calderos
de agua que calentaban al fuego para asearse en invierno. Los hombres se
afeitaban con jabón y navaja, hacían sus necesidades en orinales y en el campo.
El aseo de todo el cuerpo se realizaba una vez a la semana y toda la familia
usaba la misma agua del barreño. Para lavarse los dientes mojaban un trapo en
bicarbonato y se lo pasaban por toda la boca con el fin de limpiarlos; y como
todos bebían del mismo vaso, les provocaban “boqueras”, que curaban pasándose
una llave antigua.
Los cubiertos y la loza se fregaban y se
colocaban en el suelo para que se secaran.
También nos contaron que su jornada
laboral era muy extensa ya que comenzaba sobre las cuatro de la mañana y terminaba cuando se
ponía el sol. Así, tenían que llevarse la comida en las talegas y las
fiambreras al campo.
Como no había teléfono, cuando se necesitaba avisar al
médico se mandaba a un niño para que fuera corriendo.
Hubo una época en la que había mucha hambre y había
personas que no tenían casi nada para comer. Existían las Cartillas de
Racionamiento, con cupones para distintos tipos de alimentos.
En definitiva, fue una jornada muy fructífera en la que nuestros mayores nos hicieron ver que con menos recursos y menos comodidades, se podía vivir de manera muy feliz.